Mi último alojamiento fue un hostal. El hostal estaba situado en Lausanne, Suiza. Necesité tomar un tren para llegar a la ciudad. El primer inconveniente fue que era una hora desde el aeropuerto en Ginebra y el tren fue más caro de lo que pensaba. Cuando mis amigas y yo llegamos, la recepcionista había salido. Tuvimos un problema más al pagar. Fue muy caro pero afortunadamente, aceptaron tarjetas de crédito. Algunas ventajas del hostal fueron tener conexión a internet y acceso a un teléfono. También, tenía cocina equipada y calefacción porque en Suiza hace mucho frío. Las habitaciones tenían literas y eran para cuatro personas. No había servicio de habitaciones ni tampoco una recepción abierta veinticuatro horas, pero esto no fue un gran problema. El viaje fue fantástico, ya que nos lo pasamos muy bien, aunque el alojamiento no fue perfecto del todo.